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Las tres Gunas.
Introducción.
Capítulo 8-b

    Las 3 Gunas, introducción

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    1. El hombre rajásico adora y ofrece sacrificios con la esperanza de obtener una ventaja, preferencia, premio o recompensa, o por motivos de vanidad u ostentación.
    2. El tamásico practica los actos de adoración y presenta ofrendas sin devoción, sin pensamiento ni reverencia, sólo porque quiere seguir la costumbre.
    3. He aquí ahora las tres especies de penitencia, que son: la penitencia corporal, lingual y mental. La penitencia corporal consiste en respetar a los seres celestes, los hombres santos, los Maestros y guías del conocimiento, los sabios; y ser honesto, recto, casto y manso.
    4. La penitencia lingual consiste en oración silenciosa, y en hablar con gentileza y mansedumbre, afablemente, evitando las palabras ofensivas, diciendo lo que es verdadero y justo.
    5. La penitencia mental consiste en el contento y en la igualdad de ánimo, temperamento moderado, discreción, devoción, dominio de las pasiones y pureza del alma.
    6. Estas tres especies de penitencia, practicadas con buena fe por los hombres y sin motivaciones egoístas, pertenecen a Sattva.
    7. La penitencia practicada por los hipócritas y con la esperanza de obtener ventajas personales, honra y buena fama, pertenece a Rajas; tal penitencia es incierta e inconstante.
    8. La penitencia motivada por algún fin insensato, para atormentarse así mismo o hacer mal a los demás, pertenece a Tamas.
    9. En cuanto a la práctica de la caridad, también es de tres modos. Cuando, en el momento adecuado, se da una limosna o auxilio a una persona necesitada, que no puede retribuirlo, movido por el sentimiento del deber, en lugar y tiempo debidos, es un acto sáttvico.
    10. Cuando se da un presente con la esperanza de obtener por ello una recompensa o ventaja, o cuando se da con repugnancia, es un acto rajásico.
    11. Y cuando se da limosna sin afabilidad, con desprecio, en lugar y tiempo impropios, o cuando se da a quien no se justifica, es una acto tamásico.

    A su vez, en el Viveka Chudamani (“La Joya Suprema del Discernimiento”)  obra prima de Shankara el gran Maestro advaitista, podemos aprender lo que sigue:

    “110- La Maya suprema, de donde nace todo este Universo, que es Parameshashakti (el poder del supremo Brahman) llamada Avyakta (inmanifestado), es avidya que existe desde el principio, al estar constituída por las tres gunas. Debe de ser inferida, a través de sus efectos, por nuestra clara inteligencia.

    112- Los efectos de Maya pueden ser destruídos por la comprensión de Brahman no dual, así como la ilusión de quien cree ver una serpiente destruída por la constatación de que es nada más una cuerda. Las cualidades de la materia son llamadas rajas, tamas y sattva y son conocidas por sus efectos.

    113- El poder de rajas es la extensión (Viksepa), que es la esencia de la acción, y donde son producidas las tendencias preexistentes de la acción y las modificaciones de la mente conocidas como apego y otras cualidades productoras del sufrimiento, siempre creadas por ella.

    114- La lujuria, la ira, la ganancia, la arrogancia, la malicia, la aversión, el personalismo, los celos y la envidia son las terribles propiedades de rajas; por tanto esa cualidad crea la inclinación a la acción; por esa razón, Rajas es la causa del apego.

    115- El poder de Tamas es llamado avriti (envolvente) y a él se debe que una cosa aparece como otra. Es esa fuerza la que es la causa última de la existencia condicionada del ego y es también la causa que excita a la operación de la fuerza de extensión (viksepa).

    116- Incluso aunque seamos inteligentes, instruídos, especialistas extremadamente cuidadosos en el autoexamen y adecuadamente entrenados en varias maneras, no podemos ejercer el discernimiento si estamos envueltos en Tamas. Pero, debido a la ignorancia, consideramos como real lo que nace del error y depende de las propiedades de los objetos producidos por el error. ¡Ay de ellos! ¡Grande es el poder envolvente e irresistible de Tamas!